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 Mitologia Lineage capitulos 6-10

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MensajeTema: Mitologia Lineage capitulos 6-10   Mitologia Lineage capitulos 6-10 Icon_minitimeDom Feb 24, 2008 3:06 am

CAPITULO VI – EL FIN DE LAS EDADES –

Solamente cuando llamas rojas comenzaron a caer desde los cielos los gigantes se dieron cuenta del tremendo error que habían cometido. Combinando todas sus fuerzas intentaron frustrar el furioso lanzamiento de Einhasad y el Martillo de la Desesperanza. Pero incluso con el poder de los gigantes, no pudieron más que desviar ligeramente el trayecto del martillo, que seguía segando las ciudades mientras descendía al mundo.

Fue suficiente para destruir a la mayor ciudad del mundo; incontables gigantes y otras razas fueron instantáneamente diezmadas. Un gran agujero fue creado en la tierra e inmensas olas cubrieron la superficie. Finalmente, casi todos los gigantes habían perecido.

Aquellos gigantes que consiguieron sobrevivir huyeron al este para evitar la ira de Einhasad. Su camino era similar al que había tomado Shilen en su lucha. Einhasad continúo cazándolos uno por uno y quemándolos hasta la muerte con relámpagos. Los restantes gigantes fugitivos temblaban de temor y rezaron a Gran Kain.

“Gran Kain, Gran Kain! Nos hemos dado cuenta de que nuestro camino era erróneo. Solo tú puedes detener la furia y la locura de Einhasad. ¡No nos dejes perecer, nosotros que hemos sido nacidos del mismo lugar que tu mismo, nosotros que somos las criaturas mas sabias y poderosas en la tierra!”.

De repente Gran Kain sintió que le embargaba un sentimiento de piedad por esas pobres criaturas y reflexiono que los gigantes ya habían sufrido suficiente por su trasgresión. Alzando las más profundas aguas de los mares del sur bloqueó el paso de Einhasad.

Einhasad gritó de furia, “¡¿Qué es esto?! ¡¿Quién se atreve a interferir en mi camino?! ¡Eva, mi querida hermana, quita el agua que bloquea mi paso ahora mismo o prepárate para meterte en los pasos de tu hermana mayor!”

Eva temía a Einhasad e inmediatamente devolvió las aguas al océano. Einhasad continuo persiguiendo a los gigantes, matándolos uno a uno. Estos lloraron a Gran Kain de nuevo.

“Gran Kain! ¡El más poderoso de los dioses! ¡Einhasad continua acechándonos, determinada a exterminarnos! ¡Te rezamos, por favor ten piedad y sálvanos!”

Gran Kain levanto la tierra en la que se encontraban los gigantes. El gran risco impedía la persecución de Einhasad y ella gritó en alta voz.

“¡Maphr, mi querida hermana! ¡¿Quién se atreve a interferir conmigo?! ¡Baja la tierra en este instante, o prepárate para seguir el camino de tu hermana!”

Temerosa por estas palabras, Maphr trato de reducir la tierra, pero Gran Kain la detuvo.

“¿Einhasad, porque no lo dejas? Toda la tierra conoce de tu furia y tiembla ante tu ira. Los sabios pero estúpidos gigantes sienten el mal que han hecho hasta lo más profundo. ¡Míralo por ti misma! ¡La raza de orgullosas y nobles criaturas – que una vez dominaron la tierra – esta escondiéndose en una estrecha franja de tierra y temblando de miedo por intentar escapar de ti! Ya no pueden desafiar a los dioses. Este lugar será la prisión de los gigantes para toda la eternidad. Calma tu furia, tu venganza esta completada.”

Einhasad aun sentía ira, pero no podía actuar contra los deseos de Gran Kain – la fuerza que poseía era igual a la suya. Ella decidió eso, como había dicho Gran Kain, seria mejor dejar a los gigantes en esa tierra estrecha y estéril para por siempre arrepentirse de sus pecados en lugar de matarlos a todos. Acabó su caza y volvió a su casa.

Después de lo ocurrido, Einhasad rara vez interfería con los acontecimientos de la tierra, puesto que había sido profundamente decepcionada por los seres de la Tierra. Gran Kain también estuvo de acuerdo en no mostrarse a si mismo en la Tierra. La edad de los dioses estaba llegando a su fin.


CAPITULO VII – EL RETORNO AL FUEGO DEL CAMPAMENTO

La extraña pausa en su historia.

Cautivados por el cuento, no nos habíamos movido mientras nos relataba la historia de nuestro mundo. Su voz, aunque suave, penetraba profundo en nuestras cabezas – como si fuera de naturaleza mágica. El mito del que nos había hablado era completamente diferente del que nosotros conocíamos, aun así nadie protestó. Nosotros, los más curtidos guerreros en todas las tierras, estábamos cautivados por este extranjero, nerviosos, incluso temerosos de este mero hombre. Cuando un búho cercano alzo el vuelo nos estremecimos con el repentino batir de sus alas.

El extranjero soltó unas risas, levanto la humeante pipa hasta sus labios, y continuó su historia.

“No desechéis mi historia automáticamente solo porque sea diferente da aquella que conocéis de los dioses. No hay pruebas de que vuestros sacerdotes estén más cercanos a la verdad que un poeta errante. La historia de los dioses es la voluntad de los dioses, no de los humanos. Y así, ¿cómo pueden unos simples sacerdotes conocen la verdad? Oíd de nuevo mientras continuo. Esta es la historia de la tierra después de la desaparición de los dioses. Esta es vuestra propia historia.”

CAPITULO VIII – LAS CONSECUENCIAS –

El mundo cayó en una gran confusión seguida de la repentina desaparición de los gigantes. Acostumbrados al control de los gigantes, los elfos, enanos y humanos se encaraban con la cruda realidad de defenderse por ellos mismos. En lo más alto de este temible nuevo desafío, el mundo en el que vivían presentaba los estragos del impacto del Martillo de la Desesperanza. Muchos murieron durante los desastres que trajo Einhasad, y muchos más murieron en la consiguiente confusión y caos. Las razas de la tierra suplicaron fervientemente a los dioses por la salvación, pero los dioses no respondieron.

Los primeros en tomar control de la situación fueron los elfos, puesto que ellos fueron la raza responsable de la política durante la era de los gigantes. Los elfos tuvieron éxito en la unificación de las razas y continuaron con sus vidas. Pero a medida que pasaba el tiempo, se mostraba evidente que los elfos no tenían las mismas capacidades para controlar la tierra que tenían los gigantes. Los primeros en alzarse ante los elfos fueron los orcos.

“¿Son los elfos mas fuertes que nosotros? ¡No! ¿Tienen los elfos el derecho de dominarnos? ¡No! ¡No podemos consentir que aquellos quienes son mas débiles se atrevan a levantarse sobre nosotros!”

La fuerza militar de los orcos era poderosa y, habiendo vivido solo en paz, los elfos no eran rival para el orgullo y temeridad de los orcos. La mayoría de la tierra se convirtió en territorio orco en un instante y los elfos fueron conducidos a una esquina del continente. Aquí los elfos solicitaron ayuda de los enanos, quienes, con su abundante riqueza y superiores armas, podían tener una posibilidad contra los orcos.

“Raza de la tierra,” lloraron los elfos, “Venid en nuestra ayuda. Las violentas hordas orcas nos persiguen con su absoluto poder. Venid – dejadnos combatir juntos.”

Pero los enanos rechazaron fríamente ayudar a los elfos. Para sus ojos, el mundo había cambiado en favor de los orcos. No había razón para los pragmáticos enanos de unirse con el bando débil. Los elfos se enfurecieron, pero no podían influenciar en su decisión.

Los elfos decidieron entonces conseguir ayuda de la raza del viento – los Arteias. Sus reconocidas habilidades y ataques aéreos serian suficiente ayuda para que los elfos triunfaran sobre los orcos. Una delegación elfa viajó hasta los confines de la tierra buscando la ayuda de los Arteias.

“¡Raza del viento, venid en nuestra ayuda! Los bárbaros orcos nos oprimen con su absoluta fuerza. ¡Dejadnos unirnos y enseñémosles su estupidez!”

Pero, al igual que siempre, los Arteias no estaban interesados en las políticas o guerras de la tierra. Determinaron no tomar parte en ningún bando y esconderse en lo más profundo de las tierras interiores. Los elfos se desesperaron.

“¡Alas, nadie nos ayudará! ¿Es este el final de nuestra raza? ¿Son los sucios orcos quienes tomaran las tierras y reclamarán toda la gloria y la riqueza?”

CAPITULO IX – UNA NUEVA ALIANZA –

Desanimados por los pragmáticos enanos y los neutrales Arteias, los elfos estaban abandonados sin aliados que llevaran a cabo la guerra con los orcos. Abandonados para lamentar su destino, los elfos se sorprendieron con la aparición de un extraño entre sus filas. El extranjero se arrodillo ante el rey elfo, que se acercó para descubrir que el extranjero era un representante de los humanos. El extranjero llevaba una corona hecha con ramas de árboles.

“¿Qué ocurre, líder de los humildes humanos?” pregunto el rey elfo, “¿Vienes a burlarte de nuestra desdicha?”

El humano hizo una reverencia con su cabeza y habló, “No, sabio rey. Venimos a ver si nuestras débiles fuerzas pueden ser de alguna ayuda.”

Los elfos se alegraron, puesto que aunque los humanos eran insensatos y débiles, su gran número podía ser de ayuda en la batalla.

“Muy encomiable por vuestra parte, rey humano,” conformó el rey elfo. “Insignificantes seres podéis ser, pero vuestra devota lealtad y voluntad de sacrificar vuestras vidas por nosotros es admirable. Vamos, adelante a la batalla para la victoria y vosotros ganareis estar directamente entre los elfos.”

El rey humano hizo una gran reverencia ante el rey elfo, y levantando su cabeza, mirando a su homólogo elfo. “Muy noble rey elfo,” dijo, “Nosotros los humanos tenemos una petición que hacer antes de que combatamos por la gloriosa victoria de la raza élfica. Nuestro poder es insuficiente. Nuestros dientes no pueden siquiera arañar la piel de los orcos y nuestras uñas son inútiles frente a sus músculos. Os rogamos, dadnos el poder de enfrentarnos a ellos. Enseñadnos los secretos de vuestra magia.”

Esta atrevida proposición dejo a los elfos furiosos y conmocionados. ¿Enseñarles magia a los humanos? ¡Jamás! Los elfos gestionaron, invocando hechizos para convertir al humano en un montón de ceniza, pero la líder élfica Veora intercedió. Ella sentía que la petición no era amenazante y debía ser honrada. Los humanos eran demasiado débiles y es muy dudoso que ellos pudieran vencer a los orcos sin ayuda. Y con sus mentes inferiores, los humanos no serian ninguna amenaza incluso si fueran capaces de aprender magia. Y así, ella hizo un trato que mas tarde le costaría su vida.

Los humanos absorbieron rápidamente los caminos de la magia, aprendiendo mucho mas rápido de lo que los elfos habían anticipado. Los cuerpos humanos, aunque no eran tan fuertes como los de los orcos, habían sido fortalecidos a través de la labor constante y la lucha interior entre su clase. Eran adeptos con sus manos y podían manejar hábilmente armas y casi cualquier cosa, su número incrementó de forma enorme e impresionante. En un corto periodo de tiempo, la armada humana se convirtió en una fuerza formidable.

CAPITULO X – UN ALIADO SE VUELVE ENEMIGO –

La alianza entre humanos y elfos comenzó a tomar la delantera a los orcos. Mientras las mareas de la batalla se volvían a favor de la alianza, los enanos cambiaron su alianza con los orcos y comenzaron a construir suministros de guerra para los humanos. Con las armaduras mas fuertes y las armas mas afiladas de los enanos, los humanos podían ahora derrotar la armada orca sin la ayuda de las fuerzas élficas.

Aunque las victorias de la alianza crecían en número, los elfos comenzaban a sentirse inquietos. Podían sentir que los humanos crecían en fuerza y mas haya de su control. Aun así los elfos no permitían que su malestar se convirtiera en preocupación, puesto que ellos no podían imaginar que lo mas bajo de todas las razas – la basura humana – pudiera concebir una revolución. Y con la victoria final sobre los orcos al alcance de la mano, los elfos no tenían tiempo que gastar en preocupaciones con los humanos. Los humanos continuaron aprendiendo mayores formas de magia, y eventualmente la guerra acabo con la victoria de la alianza entre humanos y elfos. Los orcos fueron forzados a firmar un humillante tratado de paz y rápidamente se retiraron a la seguridad de sus guaridas en las tierras más al norte de Elmore.

El líder de los orcos rió mientras partía, “Estúpidos elfos. Esta victoria no es vuestra, sino de los sucios humanos. ¿Cómo os proponéis controlar estos monstruos que habéis creado?”

Había verdad entre esas palabras de resentimiento, los elfos ahora se encaraban a una nueva amenaza – los humanos. Pero después de la larga batalla, los elfos estaban demasiado cansados y debilitados para luchar. Por el contrario, los humanos con sus nuevos poderes mágicos, se encontraban fortalecidos. Y así, los humanos se alzaron contra la raza élfica.

Demasiado tarde, los elfos se dieron cuenta que ellos habían tomado bajo sus alas a la descendencia de los dragones. Una feroz batalla entre poderes mágicos sacudió la tierra una vez más. Pero los elfos estaban demasiado debilitados para contener a las fuerzas humanas. Los elfos fueron obligados a retroceder lentamente hasta que estuvieron forzados a refugiarse en la seguridad de sus bosques. Desde la seguridad de su posición, preparaban el choque final contra los humanos. La magia élfica era más poderosa en estos bosques y buscaron usar esta ventaja para su victoria.

Los elfos cavaron profundas mazmorras por las que rápidamente se oían los ecos del chocar de las espadas y los gritos de la batalla. Pero la victoria final en un asedio que duró 3 meses fue para los humanos. Ni el orgullo de los elfos, ni los poderes mágicos de los bosques élficos, ni siquiera su superior magia podía hacer frente a la innumerable marea que formaban las armadas de los humanos. Los elfos sufrieron un gran daño y con el tiempo escaparon a la profundidad de los bosques. En su retirada, conjuraron poderosas barreras mágicas alrededor de sus bosques para prevenir el paso de los humanos o cualquier otra raza.

Y así, los humanos se convirtieron en los conquistadores de toda la tierra.
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